La Ciudad de los Culpables – Rafael Inocente

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 Hace mas de un año este libro cayo en mis manos. Mi compañera lo había recibido como un regalo del autor. Mientras ella veía algo, logre observarlo durante un momento, me gusto y se lo pedí. No sin algo de insistencia logre el préstamo.  Aunque no termine de leer el libro porque se me solicito poco después, causo en mi, cierta inquietud. Semanas después logre obtenerlo otra vez en préstamo, no pare hasta terminarlo. La sensación que me dejo, fue desoladora. No me había sentido tan triste desde hacia mucho por el final de un libro. Aunque para esos tiempos leía mas literatura de ciencias sociales que novelas, y las ciencias sociales son trágicas –casi siempre- además son ese tipo de tragedias que muchos ignoran hasta cuando llegan a verlas o que no llegan a tocarte del todo, quizás por su férrea resistencia a incluir material visual, o por que esa distancia objeto de estudio – investigador atosiga de objetividad lo humano que no deja ser eso, humano, por lo tanto terriblemente subjetivo. Pero dejo de lado esta discusión para pasar a hablarles del libro.
Parece que se ha convertido en costumbre mía recomendarles cosas que me gustan y no criticarlas del todo. No lo negare, me gusta. Aunque eso no me impide hacer esta pequeña critica y reseña.
El libro trata desde diferentes miradas: las de 4 jóvenes de la generación de la guerra interna –violencia política-, o de la época del terrorismo como otros se afanan en señalar, aunque eso último oculte otros aspectos como el terrorismo de estado. Como decía 4 jóvenes: dos hombres, dos mujeres, con diferentes trayectorias, que se van entrelazando y cruzando a medida que se desarrolla la historia.
Personajes como Orlando Zapata, un joven que abandona la universidad prematuramente y se mete hasta el cuello en la actividad política; lo acompañan Sebastián Estoico, otro desertor de la universidad que se embarca en el trabajo de las fabricas del Este de Lima; donde allí conoce a Lucia, una madre joven y obrera que también se embarca en el trabajo político; Julia Tudela Schrader una joven de clase alta con un pasado culposo. 
Son estos cuatro personajes y sus historias que se intercalan durante la novela, como un relato que al principio confunde pero que luego puede llegar a gustarte; los que nos dan brutales vistazos de la realidad de aquellos años 80’s y 90’s donde para muchos el Perú estaba completamente jodido, y para otros era la oportunidad de cambiarlo radicalmente. Orlando, Sebastián, Lucia, Julia a pesar de sus diferencias comparten orígenes foráneos a la urbe que aman y a la vez detestan (¿). La ciudad, la sociedad que luego los declarara culpables, los perderá o acabara con ellos.
No lo entendí al principio, pero al leer el libro por segunda vez y después de divertirme con algunas escenas memorables como: cuando Sebastián y Orlando se conocen en una gresca ocasionada por el primero que agredía a una banda pitupunk en un concierto por la av. Brasil; o cuando Julia se embarca en sus aventuras sexuales; o Lucia inicia su exploración del mundo a través de un hombre; los juegos de Orlando y sus compañeros en el colegio Guadalupe; la reseña de las academias pre universitarias izquierdistas;  el dibujo patético de la izquierda progresista peruana marcada por el racismo y una radicalidad endeble. No lo entendí, pero luego salto a mi vista, la filiación política de Sebastián, Orlando y Lucia.  Después de esto para mi esta historia se transforma en la historia de los que perdieron, de los que no podrán decir su verdad sin ser estigmatizados durante mucho tiempo. Por que cuando una guerra se pierde, la verdad de los vencedores suele transformarse en dogma.
En ese instante podríamos decir que todo esta perdido; no es así, por sobre la tragedia aun queda la esperanza. Queda la convicción desprovista del clásico temor que suelen infundir los que manejan el poder en aquellos que se atreven a cuestionarlo.
Me queda un sabor extraño después de leer el libro. ¿Sigo el camino de siempre, el de la voz de los vencedores y proclamo adjetivos abominando a los vencidos? ¿Me encierro en la perorata estéril de calificar como resentidos a todos los que critiquen la desigualdad y el racismo de esta sociedad? ¿Me situó en la ingenua distinción del bien y el mal, para ubicarme en el bando de los que ganaran siempre el cielo?
Por eso me gusta este libro por que me ha dejado más preguntas que respuestas. Un retrato de la sociedad peruana de la guerra y parte de la post guerra (¿), pobreza, explotación, asentamientos humanos, riqueza, culpa, racismo, y mas.  Por que el libro trae muchas aristas por explorar. A ratos el dialogo entrecortado de sus protagonistas puede llegar a confundir o cansar, pero ese no deja de ser un problema menor, frente al logro que tiene el libro, este es, describir una sociedad fragmentada, que se va descomponiendo, mientras sus individuos luchan por elevar proyectos –violentos, totalitarios, revolucionarios, displicentes; según como se vea- para forjar una sociedad diferente.
Estos no son héroes, son seres humanos con todos los problemas virtudes y defectos de los cuales podemos encontrar en cualquiera de nosotros. No se muy bien como lo vayan a tomar, solo recomiendo leer el libro y buscar sacar cada uno sus propias conclusiones.  Una de las que saque y que no deja de asustarme, es la siguiente: Si “La Ciudad de los Culpables” describe una sociedad desigual y racista donde los individuos optaban por acciones radicales para cambiar la misma… ¿Dónde estamos ahora?

Extractos
A continuación algunos extractos del libro que elegí al azar y no tanto.
“…los pelucones taimados en pleno hervor socialistón, tarareaban con Mercedes Sosa gracias a la vida que me ha dado tanto, y se tomaban de las manos y  las alzaban al cielo y las movían en un compas cadencioso propio de fanática adolescente enamorada de su ídolo sexual. Jamás olvidare esa escena tan vergonzante de los jipilones sensibilizados con la pobreza de los universitarios ni tampoco la expresión  demudada en sus rostros cuando irrumpimos guerreros para aguarles la fiesta. Asustados, ante las consignas y el aislamiento  que les hacia la gente, muchos de estos jipis reciclados de barriga llena y corazón contento se replegaban, mientras que otros, sin ninguna vergüenza, sacaban modernas cámaras para filmarnos, mientras susurraban a media voz, terrucos, son terrucos. Un par de cámaras  fotográficas destrozadas a pedradas bastaron para que la pituquería se amilanase y optase por la retirada, mientras que nosotros tomábamos control de los equipos de sonido. Después de desenmascarar a los temblorosos troveros, colocamos un casete de sikuris y fue fiesta del pueblo en la UNI.” Pag. 69.
“Mi primer enamorado lo tuve a los once años. Era el hijo de una pareja amiga de mis padres y tenia quince. Jugábamos a las escondidas y a la casita y el siempre  era el papá y yo la mamá y como tal,  debíamos dormir juntos. Una noche de fiesta  en mi casa se froto salvajemente conmigo y aunque no logro quitarme la ropa interior, fue el primer intento  por acceder a esa parte mía que nunca mas hallaría sosiego.” Pag. 15
“Es invierno. Esta muriendo la tarde y la brisa y el frio de las últimas cuadras de la avenida Brasil calan los huesos.
Chompas, casacas, abrigos, todos negros se agolpan a la entrada del local Magia.
Por los alrededores, punks, darks, waves, y otros, sentados en las veredas esperan el concierto, circulando de mano en mano botellas de ron con coca cola o tang o algo que se parezca. Son de Comas, Los Olivos, San Juan de Miraflores, Canto Grande. EN su mayoría vienen solos; pocos en parejas o en grupo. Son muy jóvenes y parecen asustados. La gente que pasa los observa, perpleja: ellos son conscientes de que sus pelos, sus ropas y sus actitudes atraen la atención delos que pasan. Parecen mas asustados y remojan mas la gargantas como tomando valor.
Es invierno. Y en la Ciudad Enferma hay quienes saben explotar el miedo de ciertas gentes.
De pronto, aparece una camioneta cuatro por cuatro a gran velocidad, manchada de barro y prisa. Frena con violencia. Los neumáticos rechinan, marcando de  caucho el pavimento. La imponente camioneta se estaciona al lado de los subterráneos. Felinos, saltan de atrás tres muchachos con bolsones de cuero negro bajo los brazos. Cinco de ellos una batería TAMA, mientras que dos blondas chicas se ocupan de llevar las llaves y asegurar el interior del vehículo. Los subterráneos se abren paso con reverencia. Ya adentro, instalan los instrumentos y con aires de incomprendidos se dedican a afinar. En torno de ellos se forma un corro que los saluda y los admira. Muy similares, se decantan rápidamente en la muchedumbre en la que al principio estaban mezclados.
Son ahora dos grupos nítidos, diferenciables, solo emparentados por el miedo.” Pag. 99






pd.: el libro lo encuentran en la editorial Zignos. Sino contactando al autor. 
pd2.: otra nota sobre el libro aqui.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ese libro cambió mi vida, aunque más que cambiar.. reorientó los propósitos que tengo en la vida.. y lo sabes.. es increíble como a partir de historias narradas en paralelas y cruzadas y a la vez... no sólo puedas identificar acciones que los jóvenes muchas veces llevamos dentro pero no somo capaces de actuar.. una novela que motiva, despierta y te lleva a la hermosa locura de seguir soñando y comprender esta sociedad de locos.. esta Lima de "Todas las sangres" :)

Anónimo dijo...

Lucia.. es un personaje tan completo..
me encanta. Las ganas que tiene, su temple y sobre todo la entrega por un ideal.! T_T

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